Cáncer colorrectal
Cáncer colorrectal
Por lo general, el cáncer colorrectal aparece en personas mayores de 50 años y afecta en la misma medida a hombres y mujeres. Es el tercer tipo de cáncer más común, y aunque poco se habla de él, si se detecta a tiempo es posible combatirlo con éxito.
Nombres como el de la actriz Farrah Fawcett, Robin Gibb (de los Bee Gees) y el cantante Pau Donés (del grupo Jarabe de Palo) colocaron en los medios internacionales de comunicación un tema de salud fundamental pero poco difundido: el cáncer colorrectal. Desafortunadamente, estas tres celebridades murieron a causa de dicho padecimiento.
Aunque su muerte conmocionó a millones de personas en el mundo, fue debido a estas terribles noticias que muchas personas de los cinco continentes se enteraron que existía este tipo de cáncer.
Después del de pulmón y del de mamá, el colorrectal es tercer tipo con mayor incidencia; de hecho, se estima que cada año causa cerca de 695,000 decesos a nivel mundial, aunque hay buenas noticias, ya que desde 1980 la mortalidad ha disminuido debido en gran medida a la prevención y detección oportuna.
En términos generales, afecta a adultos mayores (arriba de los 50 años). No obstante, las referencias médicas señalan que se ha llegado a presentar en personas jóvenes (por lo que siempre hay que estar alertas).
¿Qué es el colon? ¿Qué es el recto?
Para empezar, debo explicar que el recto y el colon forman parte fundamental del sistema digestivo o gastrointestinal (GI); se trata de órganos en forma de tubo, huecos en su interior y conectados en los extremos al intestino delgado.
De acuerdo con la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), las principales funciones del GI son absorber los nutrientes de los alimentos, descomponerlos y eliminar del cuerpo los desechos. En esta cadena de funciones entran el colon y el recto: el primero extrae el agua de las heces y las compacta mientras que el segundo es el contenedor que las almacena (evitando evacuaciones involuntarias).
Entonces, ¿qué es el cáncer de colón?
Una vez establecido lo anterior, es necesario asentar que el cuerpo humano está formado por células que a su vez nacen de otras células; se reproducen y luego mueren (muerte celular programada). Siendo así, entonces el cáncer se produce cuando dichas células crecen sin control, modifican su tamaño o forma y no mueren cuando deben hacerlo; esto ocasiona un aumento en el número total, por lo que se van expandiendo en el órgano afectado y en los tejidos que lo rodean (en el peor de los casos, invaden otros órganos, ocasionando metástasis).
Dicho proceso aplica para cualquier tipo de cáncer, y el cáncer colorrectal no es la excepción. Según la misma SEOM, hasta 95% de este tipo de padecimiento ocurre en las células glandulares que recubren las paredes interiores del recto y del colon (recordemos que son tubulares).
Factores de riesgo
El cáncer colorrectal comparte factores de riesgo con un sinfín de otros padecimientos. Los de mayor relevancia son:
- Edad avanzada
- Alimentación rica en carne roja y comida procesada
- Consumo de alcohol y tabaco
- Sedentarismo
A estos hay que añadir los antecedentes familiares, ya que hasta un 25% de los pacientes con esta enfermedad cuentan con un pariente cercano que también la padeció; además, cerca de 10% presenta causas hereditarias.
¿Cómo sé si lo padezco?
A grandes rasgos, podemos enlistar los principales síntomas. Sin embargo, no son privativos del cáncer colorrectal y podrían presentarse como consecuencia de algunas otras enfermedades gastrointestinales. La American Cancer Society informa que estos son:
- Dolor abdominal
- Hematoquecia (sangre mezclada con excremento).
- Sangrado rectal o rectorragia
- Anemia
- Debilidad y cansancio
Ante la menor sospecha, lo ideal es acudir a consulta con el médico coloproctólogo, quien realizará —en primer lugar— una exploración en la zona para identificar o descartar nódulos y tumores.
En caso de que el diagnóstico sea positivo, el especialista determinará el tratamiento adecuado a seguir, ya sea cirugía, quimioterapia o radioterapia, además de la medicación propia de la enfermedad.
Como especialista en padecimientos GI, estoy convencido de que la mejor estrategia es la prevención; por ello, siempre recomiendo llevar una alimentación balanceada, hacer ejercicio regularmente, mantenerse hidratados y, desde luego, agendar citas periódicas de revisión y prevención. ¡Te espero!